Proyecto Abuelos en la Red Huétor Tájar

miércoles, 28 de marzo de 2007

UN VIAJE FELIZ


Nací en una casería llamada Espadero en Calardos. Mis padres eran trabajadores del campo. Allí teníamos nuestra casa y éramos muy felices. Había muchos árboles frutales, y mi padre sembraba trigo. Allí junto con mis hermanas jugábamos en los prados verdes y nuestra madre cariñosamente nos llamaba al atardecer para darnos la merienda.
Al anochecer nos duchaba y junto a un candil mi madre nos hacía muñecas de trapo con el pelito de lana. Después mi padre nos traía leña junto a la chimenea y encendía el fuego. Allí pasábamos la velada jugando con nuestras muñecas. Después cenábamos y mi madre nos acostaba. Antes de dormir resábamos nuestras oraciones. Juntas en una cama nos dormíamos todas. Al día siguiente nos arreglábamos y nos preparábamos para ir al colegio, que como estábamos lejos del pueblo teníamos que ir subidas en una burra.
Todas sacamos el graduado escolar con muy buena nota.
Ya siendo más mayores nos vinimos a vivir al pueblo. En el pueblo hicimos muchas amigas, y también teníamos nuestra familia. Nos relacionábamos con mas gente. Íbamos al cine, al paseo, en la plaza se paseaba la gente a la salida de misa.
Como yo soy la mayor, ayudaba en la casa y así aprendía las tareas de casa. Ya siendo mas mayores nos pusieron en un taller para que aprendiéramos a coser. Así nos hacíamos los vestidos.
Después me casé y fui muy feliz en mi matrimonio. Tuve dos hijos, y los eduqué como creía que era mejor. Me dieron cuatro nietos, todos muy buenos y disfruté con ellos lo más grande de mi vida llevándolos al colegio, mesiéndolos y acariciándolos y contándoles historias de nuestra vida. Los llevé a los columpios, al cine y a todos los itios que a ellos les apetecían.
Hasta que un día el abuelo enfermó y nos dejó y se acabó la felicidad. Ahora me encuentro sola pero rodeada de todos los que me quieren.

Antonia G.

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