Proyecto Abuelos en la Red Huétor Tájar

martes, 8 de mayo de 2018

FUNCIONES DE CAMPO DE ANTAÑO

 

Matrimonio con sus hijos en la función




Por los años  1930 y 1960 se hacían funciones en los cortijos. Para organizarlas se daba la noticia que había función, al ir a trabajar al campo los agricultores se veian, y se lo decían unos a otros que en tal sitio hay función, las mujeres cuando iban a la fuente  por el agua con el cántaro en la cadera  lo comentaban y allí se enteraban.
Mayormente se hacían en las eras y dentro del cortijo, otras se hacían en cualquier explanada,  como la cantera de chinarro de Venta Nueva,  el puente Verdugo, y la Cuesta de las Albercas en medio de la carretera, pues  antiguamente no pasaban casi coches, solo uno de vez en cuando. Las amigas no iban solas estaba mal visto,  las acompañaban siempre una madre mayor que solía llevar un toquillón negro  para resguardarse del frío  y vigilar.
La música que había eran aficionados con  algún instrumento musical que ellos manejaban a la perfección, como guitarra, violín, acordeón etc.
Había un señor llamado " Pepe el ciego " que lo hacía muy bien, él era ciego y se dedicaba a tocar. También en la función se reunían  aficionados a cantar trobos y cantaban,  las mujeres solían llevar castañuelas y tocarlas  para animar el ambiente. Estas funciones se solían celebrar el día de San Marcos, día San José, día de la Cruz, día de Carnaval, siempre días señalados.

 Allí se conocían los mozuelos y mozuelas de otros cortijos lejanos, los hombres sacaban a bailar a  las jóvenes con mucho respeto pidiendo permiso si querían bailar con él, bailaban cogidos pero no pegados, no se rozaban el uno con el otro y si alguno se "pasaba" ya había crítica para una temporada.
De allí solían salir muchos "ennoviados" y parejas en relaciones. Solían llevar vino blanco y dulce que compraban en Alhama de Granada que era mas bueno, bebían todos en el mismo vaso. Cuando era mucho lujo se daban mantecados que los hacían en el horno  del cortijo y allí también cocían el pan para el gasto del cortijo, era de leña y salía un pan exquisito. De lejos se trasladaban a la función en bestias, carros, y andando. Los más pudientes iban a caballo con sus monturas y estribos dorados, algunos llevaban alforjas en el caballo para meter sus enseres.
Cuando llegaba la noche en el cortijo se alumbraban con candiles de aceite, se hacía en casa una torcía hecha de algodón para el candil y éste se colgaba en un candilero en las vigas del cortijo, también con kinqués que solía ser de petroleo y se ponían en una repisa en alto.
De madrugada, se tomaba unas copitas de aguardiente  dulce  para las mujeres, y fuerte para los caballeros, y "ruedas de mantecados". Siempre había algún "listillo" que apagaba la luz, para poder besar a la novia.
 Esto eran unas de las fiestas mas importantes que había por aquellos años para la gente de los cortijos.


Mozuelos que estaban en la función

HUETEÑ@S

LA CAMPESINA


De vuelta de trillar en la era



Del campo soy, una jubilada que nunca fui a la escuela, pero tengo un gran interés por contaros la historia de mi vida. Recuerdo aquellos tiempos  de mi niñez, criada en una familia humilde, sin comodidades. Eramos cinco hermanos, mi madre viuda, teníamos que trabajar desde muy corta edad, cada uno en lo que podía. Yo era la mas pequeña y mi tarea era cuidar animales. Cuidaba vacas, cabras, cerdos, gallinas, y muchas mas tareas que no eran adecuadas a mi edad, pero yo vivía feliz con mis animales. Jugaba con ellos hasta llegar a enseñar a una vaca a embestir y yo  con arte de torera la toreaba. Un dichoso día me acompañaba una amiga y esta lucia un vestido rojo y yo le insistí para que se quitase el vestido y usarlo como capote y ya vería los pases que daba.
- ¿ Ves que arte tengo ?, tanto la obligué que me obedeció y se lo quitó. La vaca en vez de correr tras de mí  lo hizo tras  de mi amiga.
- Menudo susto!...., la suerte fue que había un " majano", eso es un montón de piedras unas encima  de otras, eso fue su  salvación, pero a mí no me salvó nadie de la paliza que me dieron  mis mayores. Esos eran los juegos de niña, en aquella época no teníamos juguetes y yo una aficionada al campo pues hacía los juguetes con lo que tenía, cogía dos cabras que tuvieran cuernos  y las uncia como una yunta, y me ponía a cultivar la tierra. Yo tenía un grupo de amigos y compartíamos las tareas del campo, yo era la directora de todo y la que mas azotes llevaba. Esto es un resumen  de mi niñez.
A partir de cierta edad, como se decía en aquellos tiempos empecé a subirme en los  terronsillos  ( darme mas importancia ), pues allí  no había diversiones, de vez en cuando había una fiesta en medio del campo donde  venían  músicos a tocar, subían al monte  mas alto y tiraban cohetes y  daban " función de campo " que se celebraba en días señalados como carnaval , San Antonio etc, yo me ponía a llorar porque tenía tantas cosa que atender que no podía ir. Mis hermanos se iban y un día pensé, hoy cuando ellos se vayan yo iré a ver a unos misioneros que daban misa en un cortijo que se llamaba "Molino de aceite", y así lo hice. Tampoco me salió bien, otros pocos azotes, así era mi niñez y principios de mi juventud . Pero hay un Dios que da recompensa.
De niña fui muy traviesa,  nada me salía bien, yo como atendía ovejas, recuerdo que una se llamaba presumida., esta oveja no se dejaba montar, y mis hermanos mayores para darme  un  escarmiento inventaron que montara a "presumida" la sacaron al campo y me montaron en ella, pudo acostarme la vida.
Era la vida  de los niños de antes que no teníamos juguetes nada mas que obligaciones, y si nos inventamos  algo travieso nos castigaban. Quiero volver a ser niños dicen los mayores, pues yo no. Después la mocedad  otro desastre. Me casé joven, que poquito me duró, un hombre encantador pero se coló el demonio en mi vida dejándome viuda con treinta y un años, cinco hijos menores de once años. Me quedé sola en el campo con  mis hijos, sin agua, con la luz de un candil y nada de comodidades, nada de electrodomésticos,  guisaba con leña  en la chimenea y con la candela nos calentábamos, una madre sola , mis hijos y yo. Dios me dejó fuerza para seguir adelante.
Esto es el resumen de mi vida, tal como me pasó. Acabé después trabajando en la tierra noche y día, para salir adelante. Hoy soy una madre feliz, mis niños son cada cual mejor, Dios me dio la recompensa. Dedico mi tiempo libre a mis aficiones y a estas alturas de mi vida he escrito dos libros de poesía y los he publicado, uno se titula LA CAMPESINA y el otro LA CAMPESINA Y EL MARQUES, ahora estoy trabajando el tercer libro  titulado  LA  ALUMNA INTERESADA.  Agradecida a Dios y las personas que me dieron la mano en aquel tiempo tan duro en mi vida, yo soy muy agradecida y quiero agradecer a todo el mundo  que me ha ayudado.

JACINTA ORTIZ.(LA CAMPESINA)