Proyecto Abuelos en la Red Huétor Tájar

viernes, 30 de marzo de 2007

LA VIDA EN UN PIZ PAZ...








 







Mi historia comenzó hace cincuenta y tres años.
De pequeña me crié a temporadas con mis abuelos maternos en un cortijo, porque pronto vino otra hermana y mi madre no podía cuidarnos bien a las dos.En casa de mis abuelos había cinco o seis hermanos de mi madre, entre ellos una tia que era tres años mayor que yo, por lo que siempre jugábamos juntas y yo estaba allí muy agusto. Aunque a veces, mis tíos mayores me hacían cuatro travesuras y se reían de mí, una de tantas fue que a mi me daba miedo de las ropas y cosas negras y meDe pequeña me crié a temporadas con mis abuelos maternos en un cortijo, porque pronto vino otra hermana y mi madre no podía cuidarnos bien a las dos.En casa de mis abuelos había cinco o seis hermanos de mi madre, entre ellos una tia que era tres años mayor que yo, por lo que siempre jugábamos juntas y yo estaba allí muy agusto. Aunque a veces, mis tíos mayores me hacían cuatro travesuras y se reían de mí, una de tantas fue que a mi me daba miedo de las ropas y cosas negras y me gustaba mucho irme al patio a jugar con el agua, entonces me pusieron unos zapatos negros allí cerca y ya no volví por allí.
Mi tía la que era de mi edad, es la que más recuerdo, nos compraban la ropa igual y hasta el día de Reyes nos echaban los mismos regalos.
Después se fueron mis abuelos a vivir al pueblo y me fui con ellos para ir al colegio. Veía a mis padres muy a menudo, mi padre era panadero e iba a llevar pan al pueblo, yo iba a la tienda donde dejaba el pan para verlos y así conseguía dinerillo para comprar algún caprichillo.
Más tarde, mis padres también se vinieron al pueblo, y ya me fuí con ellos, aunque también iba mucho a casa de mis abuelos que vivían cerca de mi casa.
En casa teníamos una panadería muy grande, antiguamente había un convento de monjas pegado a una iglesia. La casa era muy grande, tenía un patio interior con columnas y una fuente con un gran caño de agua donde la gente iba a por el agua y el pan. Mis padres como he dicho eran panaderos y mis hermanas y yo les ayudábamos de vez en cuando a despachar pan y hacer dulces.
Después a los quince o dieciséis años me fui a estudiar magisterio a Granada. Al poco de terminar la carrera , empecé a trabajar en una Residencia Escolar donde estuve unos doce años, etapa que recuerdo con un poco de pena.
Ahora estoy en casa, cuidando de mi familia, y últimamente me he apuntado a un cursillo de informática que me gusta mucho y creo que estoy aprendiendo muchas cosas. De nuevo vuelvo a sentirme activa y motivada y con ganas de realizar muchas cosas nuevas. Este medio me ofrece la oportunidad de expresarme y sentirme integrada en una sociedad en continua evolución.

airam

No hay comentarios: