Proyecto Abuelos en la Red Huétor Tájar

miércoles, 23 de noviembre de 2016

LA NIÑEZ DE UN NIÑO DE LOS 70


Cuando era pequeño en mi casa se pasaba fatigas. Lo recuerdo porque mi madre compraba comida y siempre lo mejor era para mi padre porque era el que trabajaba. Ya cuando tenía diez años mi padre me puso a trabajar los veranos en una frutería que vendía al por mayor, es decir repartiendo frutas por todos los pueblos lindantes . Pero como se me daba muy bien las matemáticas me pusieron a vender en la plaza de abastos, lo mismo vendía fruta que pescado. Nos levantabamos todos los días a las cuatro de la mañana hasta las diez de la noche un día tras otro. Así los tres meses de verano, y todo este trabajo era todo recompensado a cambio de darnos ropa para mis hermanos y para mí.
Durante los nueve meses restantes íbamos de lunes a viernes a la escuela. Los domingos por la mañana íbamos al campo de fútbol a llenar los bidones de agua con cubos de un manantial,que estaba cerca de las casetas. A cambio de que nos dieran un refresco, pero también había que recoger toda la ropa de los jugadores. Cuando terminé octavo me fui a Loja a estudiar primero de BUP pero cuando llegaron las vacaciones de Navidad mi padre me sacó del Instituto para ir a trabajar a la obra de peón, haciendo mas mezcla que un tonto.
A la edad de quince años ya jugaba en el Huétor Tájar de la regional preferente, me acuerdo que cuando ganábamos cantábamos esta canción:
- “El equipo del Huétor Tájar es un equipo muy feroz,
tiene cinco delanteros que son artilleros al arte del balón,
pero la media son dos leones, la defensa la mejor,
pero tiene un porterazo,
que por alto y bajo, no le meten un gol”.
Todo el pueblo se volcaba con el equipo, incluso ponían autocares para la gente que quisieran ir a vernos a cualquier pueblo de la provincia. ¡Qué domingos mas maravillosos echábamos todos,de comida nos daban un bocadillo y un refresco, pero de cobrar dinero nada. Hoy todo el mundo va por el interés de cobrar dinero y antes disfrutábamos sin cobrar nada. Mi pueblo gracias a Dios a crecido mucho y tenemos unas instalaciones magníficas. Me da envidia sana de ver como mi hijo y demás niños disfrutan de ellas. En mi pueblo hay muchas zonas verdes, como plazas, parques, columpios para los niños y mayores.Por eso estoy orgulloso de ser hueteño,granadino,andaluz y español.

Manuel Rafael

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