
Empezaré contando algo de mi infancia, algo de lo que más me gustaba que era irme a casa de mi abuela pues siempre estaba rodeada de cariño, ella era una mujer fabulosa.
Yo era un poco caprichosa, y siempre le estaba poniendo cosas en desorden, me gustaba hacer teatros y me llevaba a mis amigas y juntas nos divertíamos mucho. Un día salí de paseo con una amiga y me encapriché en un muñeco que me gustó mucho y le pedí que me lo comprase y le parecía disparatado el precio pues ya ves valía treinta y cinco pesetas pero en el año mil novecientos cincuenta, esto era mas de lo que ganaba un jornalero al mes, pero aún así lo conseguí, y es que el muñeco lo valía, aún a mis años todavía lo tengo.
Cuando tenía 10 años cambié de casa y de provincia por lo que sufrí mucho dejar mi tierra natal. Aún todavía la recuerdo, pero por otra parte estoy agradecida de haberme trasladado, conocí nuevas amigas y unas vecinas muy buenas que se prestaron en darme una buena amistad, y se ofrecieron a enseñarme a hacer varias labores, como encaje de bolillo, punto de cruz, bordar mantillas de tul y otras labores que a mí me gustaba aprender ya que eso era lo que en aquella época se hacía, además de ayudar en la casa y en el campo.
Así me hice mayor y conocí al que después sería mi marido. Me enamoré y lo elegí para compartir mi vida. Me casé con veintiún año y tengo cinco hijos y ocho nietos, los cuales son maravillosos y les quiero mucho y esto es la parte mas bonita de mi vida, pues la otra parte es mas larga y bastante mas dura.
Antonia Gámiz
No hay comentarios:
Publicar un comentario